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miércoles, 8 de agosto de 2012

ADAM SMITH: LA MANO INVISIBLE Y LA CADENA DE MONTAJE


Aquí estamos de vuelta. En la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres se hizo, en la primera fase de la misma un, lógicamente, pequeño repaso de la historia del Reino Unido y me quedaría con un momento. Representaron el paso de la sociedad rural, del verde del campo al gris de la ciudad tras la Revolución Industrial. Luego vinieron los sindicatos, los movimientos feministas, pero de momento voy a hablar un poco del anterior periodo.

Quería desde hace tiempo hablar un poco de economía. Que nadie se asuste ni cierre la página. No hablaré de prima de riesgo, rescate o cosas de las que estamos realmente no sé si aburridos o asustados de escucharlo, sino de historia y alguna curiosidad.

Retomando el párrafo inicial hablaré de Adam Smith (Kirkcaldy 1723- Edimburgo 1790). Economía ha existido siempre, pero posiblemente lo que se considera economía moderna o como padre de la economía se cita a veces a Smith y si hubiera que elegir un año 1776.

Los más veteranos quizás nos acordemos que cuando se hablaba de la Edad Contemporánea y del surgimiento de la nueva sociedad, el éxodo a las ciudades, el hacinamiento,… se cita el descubrimiento y desarrollo de la máquina de vapor de James Watt. Dicho descubrimiento propulsaría la evolución del resto de maquinaria, propulsando industrias como las manufacturas textiles. Pero el desarrollo social o el pensamiento que se vio reflejado con los cambios se pueden ver en la obra más importante de Adam Smith y posiblemente el libro más citado en muchos manuales de Economía que es An inquiri into the Nature and Causes of the Wealth of Nations (1776)  conocido en castellano como La riqueza de las Naciones. Año también importante pues coincide con la independencia de los Estados Unidos.

Citare 2 párrafos que son los más citados de esta obra muy famosa pero como ocurre con muchas de estas características quizás poco leída:

No es la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento, sino la consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitarios sino su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ven­tajas. Sólo el mendigo depende principalmente de la benevolencia de sus conciudadanos; pero no en absoluto”…”en este caso, como en tantos otros, es guiado por una mano invisible para la consecución de un fin que no entraba en sus intenciones”

Por lo tanto, el incentivo de la actividad económica es el interés individual. El egoísmo individual, la búsqueda del máximo beneficio propio y la mano invisible del mercado harán que consigamos alimentos, vestido,… Por lo tanto, se debe interferir lo mínimo posible. Por ejemplo crítico a los profesores públicos aquellos cuyos salarios eran independientes del tamaño de sus clases o del entusiasmo que provocaban en el alumnado.


Otro aspecto interesante de su obra. Cuando pensamos en la cadena de montaje seguramente nos venga a la mente, además de la famosa secuencia de Tiempos Modernos con Charles Chaplin, Henry Ford y su cadena de montaje para vehículos. Pero veamos el siguiente párrafo:

Tomemos como ejemplo una manufactura de poca importancia, pero a cuya división del trabajo se ha hecho muchas veces referencia: la de fabricar alfileres. Un obrero que no haya sido adiestrado en esa clase de tarea (convertida por virtud de la división del trabajo en un oficio nuevo) y que no esté acostumbrado a manejar la ma­quinaria que en él se utiliza (cuya invención ha derivado, probable­mente, de la división del trabajo), por más que trabaje, apenas po­dría hacer un alfiler al día, y desde luego no podría confeccionar más de veinte. Pero dada la manera como se practica hoy día la fabrica­ción de 'alfileres, no sólo la fabricación misma constituye un oficio aparte, sino que está dividida en varios ramos, la mayor parte de los cuales también constituyen otros tantos oficios distintos. Un obrero estira el alambre, otro lo endereza, un tercero lo va cortando en tro­zos iguales, un cuarto hace la punta, un quinto obrero está ocupado en limar el extremo donde se va a colocar la cabeza: a su vez la con­fección de la cabeza requiere dos o tres operaciones distintas: fijarla es un trabajo especial, esmaltar los alfileres, otro, y todavía es un oficio distinto colocarlos en el papel. En fin, el importante trabajo de hacer un alfiler queda dividido de esta manera en unas dieci­ocho operaciones distintas, las cuales son desempeñadas en algunas fábricas por otros tantos obreros diferentes, aunque en otras un solo hombre desempeñe a veces dos o tres operaciones

Por lo tanto, está cadena de montaje ya estaba un siglo antes de las que creo Ford. Esta secuencia la podemos ver en los billetes de 20 Libras:
 

Estas dos pequeñísimas pinceladas de Adam Smith nos pueden permitir pensar, comentar y discutir sus ventajas y desventajas. En otra entrada hablaré de Keynes, quizás su contrapunto (si exceptuamos a Karl Marx).

Espero vuestros comentarios, opiniones, sugerencias,…

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